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El Juego de la botella por Fabiola Arriola |
Fue un viernes de noviembre, poco común en mí el salir con amigas de mi edad, pero ocurre, un grupo pequeño, mi mejor amiga y dos chicas más con quienes tenemos buen ambiente y más que nada son compañeras de salidas y joda. Esa noche queríamos salir en plan tranqui, cenar algo juntas, quizá bailar un rato y después regresar a casa, ¿mi error? Andar fértil ese día, pues para quienes no lo saben cuándo yo ando en mis días fértiles mi calentura se sale de control y generalmente termino haciendo cosas o aceptando situaciones que normalmente serian un rotundo NO, o un difícil talvez jajajaja.
Al momento de vestirme en casa para ocasión me sentía sexy por lo mismo de andar fértil, así que decidí ponerme un conjunto de lencería semi transparente rojo que me regaló mi esposo, hilo y bra; si, lo sé, qué raro que yo utilice ropa interior, pero esa noche me sentía divina con el conjunto así que se aguantan.
Un par de tacones de aguja negros, una minifalda y un crop top transparente para amarrar, quería verme y sentirme la más perra de todas, cosa que logré. Mi segundo error de la noche, no llevar mi camioneta, acepté que ellas pasaran por mí, las 4 en un solo carro con dirección al restaurante.
La cena ocurrió con normalidad, nada más sabroso que sentir todas las miradas de los hombres en el local, las torpezas del mesero al atendernos por no dejar de ver mis pechos y mi juego pícaro con la pajilla de mi trago para ponerlo aún más nervioso. Entre tragos y todas las miradas del local desnudándome he de aceptar que estaba como agua para chocolate, necesita un hombre entre mis piernas con urgencia, y ya me encontraba pensando a quienes podría escribirles para saciar mi apetito. Entre esos pensamientos me encontraba cuando una de las niñas dice que nos tenía afterparty listo, un chico que le gusta estaba en su casa sola con 4 amigos más, ella quería que la acompañáramos a la casa del chico y seguir la fiesta ahí, en su mente esto le serviría para tener tiempo con el chico y poder llegar a algo, pobrecita, no tenía idea de saber el descontrol que se armaría conmigo ahí.
Otra de las niñas se animó diciendo “está genial porque hay uno para cada una, y el otro que vea que hace” a lo que la niña con la invitación dice “si, pero Fa está casada” a lo que mi mejor amiga tan linda como siempre y consciente de algunas de mis aventuras contesta “por eso mismo ella puede con dos y no queda ninguno libre” jajaja risas en toda la mesa e incluso en un grupo de personas en la mesa de al lado.
Todas en esa mesa teníamos algún tipo de relación, mi mejor amiga comprometida, las otras niñas con novios y yo pues, ya se la saben. Un alma fiel no cabía en esa mesa, ni en el resto de la noche.
Pagamos la cuenta, una ultima puti vuelta por las mesas, me subí aún más la mini falda, contoneando las caderas y tratando de calentar el público, agregando una sonora nalgada que me dio mi mejor amiga cuando pasaba por una de las mesas con una pareja de novios. La cara de la novia fue un poema de enojo e indignación mientras el novio mordía su labio de deseo, basto guiñarle mi ojo para dejarlos metidos en problemas jajaja.
Durante el camino pasamos a una gasolinera puma, aquí cometí mi tercer error de la noche, uno que sin saberlo aún desataría una cadena de eventos sabrosos y descontrolados. Me bajé al market para ir al baño, no quería molestias al llegar a la fiesta, consideré quitarme la ropa interior pues los tragos y la calentura ya me estaban ganando la razón, al final me decanté por dejarla pues el punto era que me sentía sexy con ese conjunto de lencería roja. Aproveche para frotar mi clítoris sobre la delgada tela roja y comprobé lo que sentía desde el inicio de los tragos, no solo me sentía húmeda, estaba empapada en extremo tanto que podría jurar que de retorcer la delgada tela podría escurrir humedad.
Alguien tocando la puerta me regresó a la realidad, retoque mi labial, ajusté mi mini falda y salí camino a la diversión. Solo imaginen la sorpresa de un grupo de personas esperando entrar al baño, cuando ven salir a una diosa sexual, excitada, acalorada, medio ebria, en tacones, mini falda de cuero, bra transparente rojo cubierto solamente por un top transparente negro, fue un mar de bocas abiertas, y las aureolas de mis pezones queriendo escapar por la parte de arriba del bra.
A mi salida se cruzó en mi camino el inicio de mi descontrol, vi una botella de ron que me gusta y dije “que diablos, seremos varios, me la llevo” y así fue que me llevé una botella mas para la fiesta, misma que tendría consecuencias sabrosas mas tarde.
Regresamos al vehículo, emprendimos camino al matadero, digo a casa de los muchachos, llegamos rápido quizá unos 15 minutos, tiempo suficiente para que una de mis amigas abriera la botella y empezara a hacernos tomar a todas, total que al llegar me sentía ya al borde de perder el poco decoro y pudor que de por si ya tengo. De los muchachos mejor ni hablemos, ninguno me parecía guapo, todos de nuestro mismo rango de edad, ósea demasiado jóvenes, con la diferencia que uno de ellos se veía paquetudo.
Nos presentaron, todos aprovecharon a saludarme me beso y mano en mi cadera, solo el paquetudo puso con descaro su mano en mi nalga al momento de besarme. Su descaro me encendió aun mas y dije en mi mente “hay cariño tú serás la victima esta noche”.
Segunda parte en camino, si te gustó mi relato y quieres saber más de mi sígueme en mis redes sociales. 👇🏻